A sus pies, señora

Amenazada, arrinconada, ninguneada, escupida, insultada, vejada, perseguida se ve todos los días de su vida. Por enemigos y compañeros, a partes iguales. Ella, lejos de arredrarse, sale de su casa a diario para contribuir a un mundo más justo, más libre, más vivo. Rodeada de escoltas y con el apoyo de unos pocos amigos marcha por la vida con la intención de reclamar su sitio en la sociedad, con la ilusión de que algún día en su país la batalla por la ideas se produzca de forma civilizada. Tras su aspecto frágil se esconde una mujer que si no fuera por la fe que con tanta convicción profesa hace tiempo que habría tirado la toalla. Su pasión, la educación. Su desgracia, un país dominado por los violentos y los cobardes.

En medio de esa lucha contra viento y marea por la vida y la libertad se alza un ser humano que ha ido mucho más allá de lo imaginable. Un ser humano capaz de rechazar mil y un ofrecimientos para marcharse y poder llevar una vida mejor, una vida como la de los demás, sin guardaespaldas, con un trabajo tranquilo, con la posibilidad de pasear tranquilamente las tardes de primavera. Y sin embargo, siempre dice no. Su vida está en su casa, como otros amenazados ha preferido sacrificar su tranquilidad por la libertad de todos. Nunca los suyos le han dedicado ni una palabra de aliento, su libertad ha supuesto un problema para sus compañeros. Sus amigos y su fe son su único sustento, pero qué sustento.

Sirvan estas torpes líneas para rendir homenaje a ese gigante que antepone el bien común al propio en una situación personal tan complicada. Gracias Gotzone Mora. A sus pies, señora.

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1 comentarios:

El Cerrajero dijo...

Me sumo al homenaje.

Que lástima que el P$o€ haya renunciado definitivamente a la moralidad, integridad, convivencia y, en fin, todo lo que debería ser valores intrínsecos de la Democracia.