El alcalde irresponsable

Vas por la calle Jacometrezo de Madrid y te encuentras con un guineano junto a un portal, os saludáis con educación y comienzáis una conversación. Al cabo de un rato os dais cuenta de que ambos sois coleccionistas de estampas de santos polacos, ¡qué alegría!

- ¿No tendrás la de San Estanislao de Kostka con el fondo dorado de 15x10 que salió con motivo de la primera visita de Juan Pablo II a España?

- No, pero tengo una copia a color que saqué hará un par de semanas y te la vendo si quieres. En lugar de 20 euros te cobro 4 y es tuya.

- Eso está hecho, ¿tienes cambio de 50, amigo?

- Sí, aquí tienes, que tengas un buen día.

En ese momento el rubio con gafas de sol que teníais a vuestro lado saca una placa y te para. Te pide el DNI, te quita la estampa y anota tus datos en su PDA. Lo siguiente es que te cuenta que te van a citar como testigo para que declares contra el chico guineano que te ha vendido la réplica gráfica. ¿Has hecho tú algo ilegal? Nada.

Ahora donde dice estampa pon CD o DVD y te podrás hacer una idea de lo que te espera en las calles de la capital de España en breve. A partir de ahora 800 agentes de movilidad, entre municipales y nacionales, vestidos de paisano te aplicarán este método por no hacer nada ilegal. A pesar de que el mismo consistorio madrileño ha reconocido que comprar a un mantero es LEGAL, cree necesario y conveniente hostigar al ciudadano que no comete ningún delito.

Con una ciudad con las calles levantadas por las faraónicas obras que han provocado un incremento en los atascos y los accidentes de circulación, con las bandas de los latin kings apoderándose de los barrios, con la prostitución de menores a la vista de todos en algunas calles céntricas, ha tenido que llegar el alcalde y destinar casi un millar de policías para molestar al contribuyente que se atreva a hacer algo legal aunque no del gusto de don Alberto.

Alcalde, ¿es su particular homenaje a los artistas de la SGAE que hicieron la vida imposible a su jefe Aznar? Haga el favor de no imponer su particular gusto a base de puntapiés en el trasero de sus conciudadanos y utilice sus recursos para perseguir la comisión de delitos, no el ejercicio de la libertad.

De la Polaroid a la digital

En los últimos días se ha celebrado en Barcelona la Cumbre Euromediterránea organizada por el Gobierno español y presidida por el Reino Unido, por ostentar la presidencia de turno de la UE. La reunión hay que calificarla de poco relevante al no comparecer los máximos mandatarios de Israel, Jordania, Marruecos, Siria y Egipto, todos ellos países mediterráneos. En cualquier caso, y siendo ésto importante, no son dichas ausencias el principal punto negro de la cumbre.

Esta mañana la Cadena Cope ha recogido una conversación fuera de micrófono entre el Presidente español, Rodríguez Zapatero y Carles Casajuana, responsable del Departamento de Internacional del Gabinete de la Presidencia, que deja bien a las claras la principal preocupación del Presidente del Gobierno español.

Recogido por los micrófonos de la Cope:

Casajuana: "Ahí lo que tenemos que buscar es algún momento para que te vayas a entrevistar con algún palestino, Abu Mazen, y alguno más si quieres".

Zapatero asiente con un sonido de aprobación.

Casajuana: "Porque si no vas a estar aquí cuatro horas seguidas y te vas a aburrir mucho".


Zapatero: "Bueno... (se escuchan risas del asesor) depende de lo que digan".

Casajuana: "Los textos no van muy... estamos intentando cerrar algo..."


Zapatero: "¡Hay que cerrar, hay que cerrarlo como sea, vamos!".

Casajuana: "Igual te tengo que pedir que hagas una gestión con Tony Blair, ellos están por tirar la toalla... Lo que pasa es que los israelíes están intratables y no aceptan un texto desde hace seis meses y los otros están tan tranquilos porque dicen que es culpa de Israel".


Horas más tarde ZP consideraba que "había habido una condena enérgica, sin paliativos del terrorismo". Nada más lejos de la realidad. La Cumbre ha terminado con una declaración final de la Presidencia y en ningún caso con un documento final consensuado por los representantes de los países asistentes. Se ha acordado, asímismo, la aprobacion de un Código de Conducta Antiterrorista que los firmantes se comprometen a respetar. Tanto un desconocido Tony Blair como ZP han incidido en el éxito que supone la aprobación de dicho código, que nace muerto por un aspecto sustancial. Los países asistentes no han conseguido convenir una definición válida de terrorismo. Algunos de ellos se han negado a reconocer como terroristas a aquellos grupos que "combaten la ocupación extranjera". De lo que se deduce que los terroristas iraquíes que siembran el país de coches bombas no lo serían y los palestinos de Hamas que vuelan autobuses llenos de civiles, tampoco. Partiendo de aquí, ¿cómo pueden Blair y ZP hablar de éxito?

Vamos a resumir las enseñanzas extraídas de esta cumbre:

1. Para las situaciones de aburrimiento no hay nada más aconsejable que reunirse con Abú Mazen y algún palestino más, la versión moderna de los bufones y chambelanes de otras épocas.

2. Si coincide uno con un israelí en una situación negociadora será mejor abstenerse de discutir porque suelen estar intratables. Todo cambia si el actor es palestino, son gente tranquila y tienen muy claro quién es el culpable en los conflictos. Además de dar diagnósticos claros, recordemos, son unos seres divertidísimos a los que es aconsejable buscar cuando el tedio nos invade.

3. Rodríguez Zapatero necesita, por encima de contenidos y soluciones, cerrar, cerrar algo como sea, ¡vamos!

4. En definitiva, lo que muchos sospechábamos, busca la instantánea con los actores de cada evento a los que asiste con absoluta independencia de lo que allí suceda o se acuerde. Necesita una foto rápida que muestre su sonrisa de Joker en las portadas de los medios de comunicación.

Cuando yo era pequeño la inmediatez sólo la conseguías con una Polaroid, hoy en día ZP goza de mayores recursos, casi toda la prensa come de su mano y hasta los niños llevan en el bolsillo una digital. Sonría para la foto mientras pueda Presidente. Pa-ta-taaa.

Dando la espalda al drama

No hace dos semanas que se proyecta en algunas salas de cine Trece entre mil, la última cinta del realizador vasco Iñaki Arteta. La obra del cineasta es un intento muy válido de mostrar la huella que la barbarie de ETA ha ido dejando en las vidas de las víctimas del terrorismo. Trece asesinados que sirven como muestra para comprender el dolor por el que pasan sus seres queridos, la indeferencia que sufren y el drama humano que supone que vivamos resignados en una sociedad enferma que mira para otro lado.
Tras cuarenta años de horror etarra se han hecho pocos filmes al respecto y no hay práctimente nada que nos hable del drama sin justificaciones o distancia, sin romanticismo o nostalgia. En ocasiones amparados en el antifranquismo, otras poniendo en un pedestal a terroristas reinsertados, el caso es que los pistoleros vascos han salido bastante bien parados en la gran pantalla gracias, sobre todo, a la manipulación de la izquierda artística.
Cápitulo especial merecen Julio Medem y su documental de largo metraje "La pelota vasca", gran éxito en taquilla y realizado con intención de falsear la realidad que vivimos. Una patraña vergonzante que trata de poner en una balanza equilibrada a víctimas y verdugos. A los que luchan por la libertad y los que justifican los medios para conseguir un sueño aunque sea a costa de alfombrar España de cuerpos sin vida. El mismo Medem reconocía, en una entrevista en el momento de la difusión de la película, sentirse equidistante entre el Partido Popular y ETA.
A pesar de todo y tras muchos años de no profundizar en el asunto aparece Iñaki Arteta y abre un rayo de esperanza en la vida de los que, conscientes de la gravedad del problema, no tiemblan a la hora de llamar a las cosas por su nombre. El ritmo de la cinta permite que la cabeza y el corazón del espectador reciban el estímulo adecuado al contemplar el drama de la vida que durante noventa minutos llena la sala de una tensión que nos hace rescatar la conciencia como ciudadanos. El tratamiento de las historias que se suceden resulta cuidadoso, huyendo en todo momento del morbo, el odio o la revancha. Los relatos nos hacen revivir momentos de silencio rotos por el ruido de la sopa en el comedor, con la vista puesta en el televisor contemplando un atentado tras otro. Cómo nos fuimos acostumbrando a la dosis de crímenes sanguinarios que parecían entrar en el menú de judías, lomo y flan que nos servían en el bar de enfrente del trabajo. Qué poco hemos hecho, para acompañar a nuestros desgarrados vecinos de escalera.
Los españoles seguimos dando la espalda al drama a pesar de los esfuerzos de Iñaki Arteta y su brillante equipo. Sólo nueve salas de cine han estrenado Trece entre mil, mientras que el tramposo documental de Medem se proyectó en su estreno en treinta y dos pantallas. Dos cines en Madrid y Barcelona y uno en Bilbao, San Sebastián, Vitoria, Pamplona y Logroño proyectan este valiente documento. El miedo de los empresarios cinematográficos a exhibirla hace que media España no tenga opción a decidir si permanece o no impasible ante los hechos. Vayan a verla, los españoles nos lo debemos. Gracias Arteta.

Saludo

Comienza esta nueva andadura. Sean bienvenidos.