Muchos años de historia

Las vueltas que da la vida
el destino se burla de tí.
Dónde vas bala perdida,
dónde vas triste de tí.
Dónde vas triste de tí.
Cíclico. Pero cada vez tarda menos en llegar. Cuando el Athletic Club (de Bilbao) pasa por una mala racha como setas en otoño salen los aficionados favorables a la apertura de mercados. Solían ser aficionados miedosos que apenas sacaban la cabeza. Ahora ya son más valientes y me alegro. Porque lo que antes era observado como una postura antivasca, ahora se acepta con la normalidad de un aficionado que sólo desea ver ganar a su equipo.
Esta discusión sin ser nueva, es una discusión que entiendo que se está cerrando. Los románticos o puristas perdieron hace tiempo la batalla. Dejaron hacer a fichajes como el de Jose Mari o Ezquerro y abierta ya la brecha es incerrable. Pero no sólo futbolísticamente se abrió la brecha. Sociológicamente también. Hace unos años Bilbao, la villa, optó por lavarse la cara y mirarse al espejo. Se dió cuenta que afeitandose el bigote de Zumalacárregui y quitandose la boina y pasandose el cepillo, Bilbao ganaba en turistas y la gente apreciaba más la villa. Optó por cambiar su personalidad y se trajo un gran museo y cerró sus fábricas. Poco a poco el verde sustituyó al gris y esa marea de vitalidad lo inundó todo. Pocas cosas permanecen inmutadas. El Athletic quizá no lo perciba, pero está cambiando y no tiene vuelta atrás. Los vecino de San Sebastián mostraron que el trauma pasa rápido. Confiemos que aquí no dure más.

0 comentarios: