Dos formas de ver la vida

Ante un caso gravísmo de espina bífida:

La ley ampara a quienes decidan que la apuesta es demasiado arriesgada, que la hidrocefalia, los problemas motores, la incontinencia... que pueden afectar en el futuro a su hijo aún no nacido le condenarían a una vida de sufrimiento. La alternativa legal es el aborto. No hay riesgos, ni padecimiento. Tampoco hay vida. Buena parte de la sociedad -¿mucha? ¿poca?- apoya también la idea de que seguir adelante entraña demasiadas complicaciones para el niño y demasiados problemas para los padres. La alternativa social también es el aborto. No hay preocupaciones, ni años de desvelos. Tampoco hay vida.
Un equipo de 15 expertos del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla ha conseguido realizar con éxito, por primera vez en Europa, una cirugía fetal abierta a un bebé antes de que naciera y que sufría de espina bífida, una grave malformación congénita del sistema nervioso central. El jefe de Neurocirugía Pediátrica del hospital, el doctor Javier Márquez, puntualizó que este tipo de intervención «no cura la lesión, aunque sí reduce los riesgos de aparición de sus secuelas y su intensidad». Destacó que María, como así se llama el bebé que nació el pasado jueves, se encuentra bien, y ya han observado que mueve correctamente las piernas –no sufre parálisis en sus miembros inferiores–. Tampoco tiene problemas de control de sus esfínteres, otro de los síntomas que caracterizan a esta enfermedad, que también puede ocasionar hidrocefalia y retraso mental.
Existiendo al segunda opción no me cabe en la cabeza la primera.
Como acaba de decir Benedicto XVI, "Apelo en este contexto a los responsables de la política, para que no permitan que los hijos sean considerados casos de enfermedad."

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