La Liga Árabe no me engaña

El secretario general de la Liga Árabe, Amr Moussa, defendió hoy que los musulmanes puedan rezar en la Mezquita-Catedral de Córdoba al considerar que no debería existir "ningún conflicto" en que pudieran rezar junto con los católicos. Moussa, quien participa en la conferencia de la OSCE sobre intolerancia y discriminación hacia los musulmanes que tiene lugar en Córdoba, respondió así tras ser preguntado en rueda de prensa si se debería abrir la mezquita al rezo de los practicantes del Islám. "Claro que sí", respondió Moussa. "Aunque todas las iglesias y mezquitas están construidas para orar y se utilizan para tal fin, creo que no hay ningún tipo de choque religioso. El choque sería más de índole político", prosiguió.

El secretario general de la Liga Árabe consideró "bueno que los musulmanes tenga un lugar donde orar y los católicos también". "No hay ningún conflicto de ninguna de las formas. Se trata de la esencia de la coexistencia de religiones, orar juntos", comentó.

Para el representante de la Liga Árabe, organización que agrupa a 22 países de la región, Córdoba representa "uno de los lugares más importantes para la tolerancia, donde se practicó desde hace diez siglos".

El problema fundamental reside en qué este señor 1º no dice que en la mezquita que fue la basílica de Santa Sofía, deban poder rezar los cristianos y 2º no dice que en Arabia Saudí por ejemplo, me meten en la cárcel si llevo por fuera de la camiseta mi crucifijo. ¡Pero qué morro!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No estoy seguro, puede que me equivoque, pero creo que la Basílica de Santa Sofía de Estambul es ahora un museo.

De todas formas esto va a parecer de cachonde, algo así como los concesionarios multimarca o el corte inglés. Parece que dentro de nada cuando entres en una iglesia, en lugar de santiguarte, vas a preguntar:
-Oiga, perdone, la sección de critianismo dónde está.
-Sí, la tercera columna a la izquierda.
-Gracias.

Los islámicos que se reformen y que nos dejen tranquilos a los demás. Bastante hemos pasado en la cristiandad para que vengan ahora con gilipoyeces como la del uso compartido de templos.

Anónimo dijo...

Es que igual en la de Turquia no tiene competencias pero en la mezquita de la M-30 de Madrid,¿Se puede ir a rezar el angelus o en rosario?

Anónimo dijo...

Para el ideólogo de la alianza de civilizaciones (zp), la reciprocidad de respetos a las diversas creencias y liturgias por parte del islamismo, no es un principio necesario para conseguir dicha alianza de civilizaciones.

Para la sexista, hembrista y nisoándrica vicepresidenta, la paridad de derechos entre religiones por parte del islamismo, no es un principio necesario para conseguir dicha alianza de civilizaciones.

Para el gobierno ideológicamente más perverso de la Europa actual, pues eleva sus ideologías a la categoría de “creencia” (marxismo y feminismo), todas las religiones del mundo son igualmente anticuadas e inferiores... por lo que a cuyos fieles hay adoctrinar si se quiere conformar, a través de su reingeniería social, un mundo perfecto.

No desesperéis, dentro de mil años, más que nos pese a los que no estamos mucho por las religiones (los dioses no las necesitan, los humanos sí, entre otras razones, porque ninguna ideología da respuesta a su infinitos deseos), las actuales religiones seguirán existiendo, en tanto que ellos (zp, vicepresidenta y seguidores varios) serán un vago recuerdo en la historia de las ideas.

En ese entonces, las religiones actuales seguirán sin resolver nuestros problemas existenciales, pero gracias a la vacuna inoculada por la alianza de civilizaciones, habrán salido fortalecidas. Si algo saben hacer todas las religiones para persistir a lo largo de milenios, es su capacidad para adaptarse y aprender de las ideologías que quieren convertirse en religiones.

Pablo el herrero

Anónimo dijo...

EL BANCO ES PARA EL QUE MADRUGA

Un domingo en una iglesia de Madrid. Voy a contarlo en presente porque es una historia que se repite habitualmente. La misa está empezada; todos los bancos ocupados y bastante gente de pie en los pasillos laterales; yo suelo ir con tiempo para asegurarme un asiento en los bancos zagueros. El sacerdote pronuncia el sermón ajustado al evangelio del día. En esto que por una entrada lateral aparece la conocida feligresa gruesa de avanzada edad con un problema de caderas que el balanceo del cuerpo hace dudar si busca sitio en los bancos de la derecha o de la izquierda; y para colmo tiene la inveterada costumbre de perderse el evangelio.

Avanza lentamente pegada al extremo de los bancos buscando sitio donde no lo hay o esperando que alguno de los acomodados levite. No suele pasar de banco hasta que escruta la cara de todos los de la fila. Pero como se la conoce, antes de que se acerque y para no comprometernos nuestras miradas son para el celebrante.

Cuando se cansa de buscar se mete entre el respaldo de un banco y las rodillas de los acomodados y luchando en el desfiladero pisa algún paraguas y algún pie, se va al centro, se arrodilla, se signa, persigna y musita algo breve; entretanto los del banco afectado, y los de alrededor nos miramos sorprendidos de que el párroco no la exima de la asistencia o la ponga como penitencia adelantar el reloj. Los dos que van a verse separados por el abordaje de la popa de la invasora se encogen un poco para dejar a la intrusa sitio, poco sitio porque los bancos son para seis personas bien avenidas y suelen estar al completo. Cuando empieza la maniobra de la sentada no gira la cabeza, y los afectados que la ven venir se aprietan contra los colaterales, pero como los de las esquinas no se mueven la señora reparte las posaderas entre el asiento y las piernas de los separados, removiéndose en el sitio para que los compañeros retiren los calces hasta conseguir su sede.
En esta ocasión yo estaba en el banco inmediatamente detrás.

El casi imposible arrodillado de entrada lo utiliza para que los afectados se vayan haciendo a la idea de lo que les llega; porque permanece sentada lo que queda de misa, consagración incluida.
He visto a varias personas salir despedidas, y cómo la dedicaban jaculatorias a viva voz.
También he presenciado cómo la han cortado el paso; que es lo que hay que hacer a esta señora y a los Moussas.