Porque no estoy de acuerdo con Ezkerra

Se ha dicho que Rajoy ha salido reforzado de este Congreso, pero eso no es exacto. Rajoy ha salido con una bombona de oxígeno; ha podido recuperar el aire que le faltaba y será la línea que adopte en los próximos tres años lo que reforzará o debilitará su liderazgo. Digamos que el Congreso le ha dado una segunda (o tercera) oportunidad, que es, sin duda, la última. Sería realmente trágico que esos tres años, en vez de servir para reforzarle, sirvieran para reforzar en sus críticas a cierto sector ideológico y mediático de la derecha que aún piensa que ejercer la oposición contra el PSOE es ejercerla también -y sobre todo- contra él. En el propio Rajoy está evitar que tal cosa suceda y disipar inquietantes fantasmas pactistas.

El que sí ha salido realmente reforzado ha sido el PP vasco, o sea, el partido que ha estado a punto de romperse gracias a una conjura insólita de salomones ajenos a él y de signo doctrinal muy dispar a los que les importaba un huevo que el País Vasco tenga encima la amenaza del referéndum de Ibarretxe y se halle en vísperas de unas autonómicas en las que puede ganar el «Estatut» de Patxi López. Son los que ahora lloran por María San Gil después de haberla utilizado no ya como «arma arrojadiza», sino hasta como innecesario e ineficaz kamikaze contra Génova. Y es que la táctica se les ha vuelto en contra. Querían darle un «sangilazo» mortal a Rajoy en la cabeza y han visto cómo su intento, además de fallido, ayudaba al propio Rajoy pues servía para distraer la atención de lo que de verdad se jugaba en ese Congreso. Lo que de verdad se jugaba, naturalmente, era si había una alternativa a Rajoy, no «si el PNV es el malo» o «si hay más malos aparte del PNV». Aunque algunos todavía se empeñen en magnificar ese matiz y hacer con él salsa rosa, la prueba de su irrelevancia está en que Jaime Mayor ni lo nombró en su intervención.

A uno no le convence nada eso de «se fastidia el capitán que yo no como rancho». Por eso soy de los que le pidieron a San Gil que no dimitiera. Por eso ahora, en vez de llorar, me alegro de que el PP vasco siga unido después del Tsunami de ese dichoso Congreso.

Adiós PP, me voy con San Gil. Y como yo muchos señor Ezkerra.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Adiós PP, me voy con San Gil"

Más bien te vas donde te digan Jiménez y Ramirez.

Que te vayan bien con ellos.

rojobilbao dijo...

Si quisiera decir que me voy dónde me digan esos periodistas, lo diría. Peor no, me voy con San Gil.

Anónimo dijo...

Hay gente que está dispuesta a seguir a un líder haga lo que haga (los votantes del PSOE con ZP, sin ir más lejos), y no comprenden que haya otros que no. Los que acusan a los críticos con Rajoy de seguir lo que dicen "Jimenez y Ramirez" no conciben que si FJL cambiase de la noche a la mañana sus principios, sus oyentes también le abandonarían, como a Rajoy.

El apoyo que FJL tiene no es un cheque en blanco; lo tiene mientras siga sintonizando con lo que opinamos mucha gente por nuestra cuenta, sin seguir ciegamente la dictadura prisaica como los progres, o como los oportunistas del PP ahora.

Esto es lo que aun no ha entendido Rajoy, pese a que Aznar se lo dijo explícitamente; que no es el dueño de los diez millones y pico de votos pasados, sino solo su administrador, y un administrador infiel, que los ha dilapidado en solo cuatro meses. Lo ha fiado todo a conseguir la aprobación de los enemigos (que no adversarios) de lo que hasta el 9 de Marzo fingía defender, pero eso no le va a proporcionar nuevos votos. En cambio ha perdido ya un montón de aquellos votantes que se sienten traicionados por su cambio y asqueados por los aspectos de su personalidad que han ido desvelándose estos meses.

Rajoy se jactó de que no le importaba el voto de los dos millones de oyentes de la COPE, sino que aspiraba a doce millones de votos. Cascos le dijo entonces algo así como "Los que convierten las derrotas en victorias, acaban confundiendo las restas con sumas", y alguien más resumió el programa marianil en la operación 10 – 2 = 12. Si no le importa perder esos dos millones, para alcanzar los doce debería "robar" al PSOE ¡4 millones de votos! ¡¡Ha perdido la razón!!

Simplemente con que no hubiese cambiado o no se hubiese quitado la careta, los destrozos que el gobierno de Zapatero va a causar en los próximos años podrían haberle dado la victoria. Así, con el rechazo visceral de muchos de sus antiguos votantes, no ganará nunca. ¡Y su delfín Gallardón tampoco! Y eso incluso si el PP no se fractura.