Fekete, oro y dinero

Muy probablemente concluirá el año 2009 sin que se haya conmemorado el centenario de un evento de gran importancia en la historia, que figura en forma destacada como la causa principal de la Gran Crisis Financiera del siglo. Este evento fue aquel al cual se le dio el falso nombre de “Legislación de Curso Legal” de 1909.

(...)

Quiero subrayar que he dicho que la legislación que llevó el nombre de “Legislación de Curso Legal” no fue tal, porque “curso legal” en este contexto fue una maligna distorsión del sentido aceptado de la frase. No había ningún aspecto de coacción en el curso legal, anteriormente a 1909. Los billetes de banco circulaban como dinero, pero su aceptación era enteramente voluntaria. La gente tenía el derecho incondicional de cambiarlos por moneda del país, o sea, por monedas de oro. Si un banco no podía entregar moneda de oro a cambio de un billete estaba en mora técnica y tenía que atenerse a las consecuencias.

(...)

La medida se representó como un simple cambio, conveniente por razones de eficiencia. No hubo debate público respecto a sus implicaciones. En aquel tiempo, nadie podía adivinar las consecuencias ominosas. Nadie sospechaba mala fe de parte del gobierno. Como prueba de buena fe, se permitió que el oro continuara en circulación por otros cinco años. Los bancos entregaban las monedas de oro sin mayor problema. No hubo un notable incremento en la acumulación de monedas de oro por el público, señal que éste albergaba una confianza implícita en su gobierno. Cuando la guerra finalmente estalló en 1914, “los cañones de agosto” anunciaron el efecto demorado de las leyes de curso legal. De inmediato, todas las monedas de oro se escondieron. Los bancos se rehusaron a entregar oro a cambio de billetes. La Legislatura, incluso todos los diputados socialistas, votó a favor de los créditos bélicos que solicitaba el gobierno, sin demora.

(...)

Nuestra crisis financiera actual es la culminación de una tragedia que se nos endilgó por la coacción en el campo monetario. La salida de la crisis y el camino para evitar otra Gran Depresión, es por vía de la restauración de la libertad en el ámbito de la moneda: por medio de una hábil revocación de las leyes de curso legal. Es necesario rehabilitar el patrón oro junto con el sistema de “clearing” que lo acompañaba, el mercado de letras de cambio. La naturaleza monopólica de deuda gubernamental en el mercado de bonos tiene que eliminarse mediante la reintroducción de la competencia que la moneda de oro le hará a las promesas gubernamentales. Los tenedores de bonos que no quedan satisfechos con la tasa de interés que ofrecen los cupones que arbitrariamente se adjuntan a los bonos de gobierno, deben recuperar nuevamente su derecho: el derecho de colocar sus ahorros en monedas de oro, como lo hacían antes de 1909. De esta forma, podrían obligar a los gobiernos a pagar tasas de intereses competitivas, para atraer los ahorros de los particulares. Toda coacción en el campo monetario debe cesar. La dignidad del individuo debe respetarse. La actitud colectivista de los gobiernos debe descartarse a favor de una actitud que favorezca al individuo, una actitud que restaura la libertad y la libre iniciativa del ser humano.

(...)

Antal Fekete

Discurso del Profesor Antal E. Fekete, matemático y experto monetario , durante una cena benefica de “The Ficino School” en Auckland, Nueva Zelanda, el 28 de octubre 2009.

Completo aquí.

5 comentarios:

Daniel Rodri­guez dijo...

¿Y quién es Fakete? ¿Una mezcla de Falete y Fekete? :-D

rojobilbao dijo...

Ya te digo. ¿Qué tal canta Fekete?

Eetión dijo...

Tuvimos la suerte de ver la caída del Muro, pero ver caer el sistema monetario actual y ser sustituido por un sistema basado en el patrón oro, sin leyes de curso forzoso y coeficientes de caja del 100%, eso no creo que lo veamos. Aunque también es verdad que me si alguien me hubiera dicho a finales de los 70 que en el 91 iba a caer la Unión Soviética tampoco me lo hubiera creído.

rojobilbao dijo...

No hagamos predicciones. Lo importante es que las verdades resplandezcan, luego lo que decidan los políticos vendrá marcado por el devenir del mundo.

Persio dijo...

Antal Fekete es absolutamente fascinante. Yo, de vez en cuando, también enlazo alguno de sus artículos.

Un saludo