La libertad

George Weigel escribe sobre la libertad en su libro "La verdad sobre el catolicismo", ediciones Cristiandad:

Hoy en día la libertad se entiende generalmente como voluntad propia: hacer lo que queremos y hacerlo  “a nuestra manera”. Desde esta perspectiva, la libertad es la facultad de elegir, y esta elección lo es todo. La libertad no tiene otro objetivo que lo que yo escojo en cualquier circunstancia. Como la libertad es simplemente elección, se puede atribuir a cualquier cosa siempre y cuando nadie salga herido en el proceso. En este sentido, la sugerencia de que determinadas opciones son simplemente incompatibles con nuestra dignidad como seres humanos, con nuestra libertad, es una violación arbitraria e inaceptable de esa libertad. La expresión “lo hice a mi manera” describe el valor más alto de la vida moral. 

El gran historiador inglés sobre la libertad, Lord Acton, nos ofreció un punto de vista drásticamente diferente en el siglo XIX. Libertad, insistía el autor, no es el poder de hacer lo que queramos. Libertad significa tener derecho a hacer lo que deberíamos hacer. La libertad y la bondad están íntima e inextricablemente relacionadas.

Añade dos ejemplos. El aprendizaje de un idioma y de un instrumento musical. Y señala que si bien puede parecer tiránico y un engorro los ejercicios para adquirir destreza con el piano, una vez hechos y aprendidos, le proporcionan a uno una inmensa libertad de ejecución de hasta las piezas más difíciles.

"Por supuesto cualquiera tiene la libertad necesaria ara aporrear un piano, creando un ruido aleatorio, pero, como apunta el Padre Servais Pinckaers, un eminente teólogo moral, este es el tipo de libertad rudimentaria y salvaje> que "

12 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Gracias por este texto!, tiene la belleza no sólo de la verdad, sino de las cosas simples...

Me apunto el libro.

octopusmagnificens dijo...

Conclusión: la libertad consiste en hacer lo que nos dicte un eminente teólogo moral.

Me desapunto el libro.

Anónimo dijo...

Viendo el vómito que suelta el pulpo cada vez que visita esta bitácora sólo queda decir aquello de:

"Nolite dare sanctum canibus neque mittatis margaritas vestras ante porcos, ne forte conculcent eas pedibus suis et conversi dirumpant vos"

agustin dijo...

La libertad consiste en lo que mande hacer algún cura violador de niños o el obispo encubridor. Magnífico.

rojobilbao dijo...

"nadie entre aquí que no sepa geometría"
Frontispicio de la Academia

Eetión dijo...

¡Qué pena que la gente desaproveche una entrada como ésta para en lugar de abrir un debate e intercambiar ideas se dedique a machacarla de mala manera!

Un saludo, Rojobilbao

Masgüel dijo...

Pues si de abrir debate se trata, yo opino que la propuesta de Lord Acton está contaminada de autoritarismo. Porque, si "la libertad significa tener derecho a hacer lo que deberíamos hacer", ¿quién determina lo que deberíamos hacer?. La pregunta es importante porque si "lo que deberíamos hacer" es lo que determine una determinada autoridad, perdemos el derecho a explorar la bondad "a nuestra manera". Uno no es libre de hacer lo que no es capaz de hacer. El trabajo y la autodisciplina desarrolla esa capacidad, pero sin derecho a elegir por uno mismo, la libertad no es tal.

Porque fueron libres para aporrear los instrumentos sin maestro ni partitura, explorando nuevas posibilidades, los afroamericanos crearon el jazz.

rojobilbao dijo...

Masguel, veo que de jazz no tienes ni idea. ningún músico de jazz fue autodidacta. Maestros tenían a montones, otra cosa es partituras.

Masgüel dijo...

Si no eres capaz de entender que el jazz es un mero ejemplo para el párrafo anterior, mal vamos. Lo importante es que se arrogaron la libertad necesaria para experimentar nuevas formas de música, como "lo que deberíamos hacer" no es un dictado absoluto, sino que es una instancia valorativa en constante evolución que surge de explorar nuevas formas de relación social.

rojobilbao dijo...

Masguel, la creación ha surgido "siempre" de mentes de mentes formadas y preparadas. Mentes que hacían lo que se debía hacer hasta que llegados a un punto de sabiduría intentaban "algo más". Cuando ese algo más ha sido algo indebido los resultados han sido nefastos. ¿Es un dictado absoluto el "lo que no se debe hacer"? Dímelo tú, ¿es un dictado absoluto no experimentar con seres humanos al estilo doc Mengele?

Masgüel dijo...

No. No es un dictado absoluto. Experimentar con seres humanos al estilo Mengele es algo que está a nuestro alcance desde hace muy poco, gracias a la creacion de ese nuevo mundo simbólico que llamamos ciencia occidental. Y en parte porque compartimos los sentimientos morales heredados de la tradición cristiana, nos repugna la crueldad y empatizamos con el sufrimiento ajeno. Pero eso no nos impide seguir experimentando e indagando posibilidades como, por ejemplo, la clonación de órganos humanos, la selección de cigotos para curar a un hermano enfermo o la experimentación con células madre. Porque si reducimos "lo que deberíamos hacer" a lo que determina por ejemplo, las autoridades eclesiásticas, perdemos la libertad de explorar todas esas nuevas formas de hacer el bien.

Sospecho que en el fondo, el motivo por el que te gusta el texto que citas en la entrada, es porque estimas necesarias ciertas formas de autoritarismo dogmático. Pero la definición de la libertad que nos ofrece y que no deja de ser cierta si la entendemos como una ampliación de la definición de libertad a las posibilidades que nos abre el desarrollo de nuevas capacidades mediante el trabajo, se carga el libre albedrío si la entendemos de forma restringida como una defensa del autoritarismo.

rojobilbao dijo...

estimas necesarias ciertas formas de autoritarismo dogmático

Evidente. La historia ha demostrado hasta la saciedad que es el único freno real a tanto Mengele, Pol Pot y cia.

"Pero eso no nos impide seguir experimentando e indagando posibilidades como, por ejemplo, la clonación de órganos humanos, la selección de cigotos para curar a un hermano enfermo o la experimentación con células madre."

No nos impide el hecho de habernos quedado con la superficie de la libertad real (que tú denominas dogmática) y olvidamos lo profundo, lo esencial, la dignidad del ser humano y la inmoralidad de tantos actos.

Es más libre el hombre que contiene sus instintos que aquel que sacia todas sus apetencias.