Óptica Libre

Lo que se preveía como un aburrimiento, con la victoria sobrada de Romney (un candidato aún más anurrido) está resultando una interesantísima carrera por ver quien se enfrenta a Obama. Las cosas están en los números relativamente cómodas para el candidato mormón. Más del doble de diferencia que su perseguidor. Pero hay varias pegas. La primera que ha ganado sólo en 5 estados más que Santorum. La segunda, que es evidente que sus gastos (diez veces más que Santorum) en la campaña son los que le mantienen en cabeza. Nadie le percibe como un auténtico conservador. La tercera, que se está desgastando tanto que cuando tenga la opción de enfrentarse a Obama, los republicanos le votarán con tan poca ilusión que muchos se quedarán en casa.

Muchos de los que creemos en Santorum (sus pifias lo hacen más humano pero también más débil) sostenemos que la desaparición de Newt Gingrich de la competición facilitaría la labor de Santorum y le daría alguna posibilidad. Problemas: primero que Newt tiene ganas de seguir y quizá también dinero, pues  Sheldon Adelson (que tiene el dinero por condena) no ha cortado el grifo aún; segundo problema, según Gallup, los votantes de Gingrich no son de Santorum, se los reparten casi a partes iguales entre Romney y Santorum. Difícil de creer, pero ¡vaya usted a saber! No creo que Gingrich aguante dos derrotas más.