Manda huevos


Que dos políticos de distinto signo mantengan enconadas diferencias en el ejercicio de su profesión es lo normal. Del mismo modo, que tras un debate serio decidan compartir mesa y mantel, no debe extrañar a nadie. El trato personal entre rivales que se ven a diario forma parte de la naturaleza social del hombre. Todos juegan con las mismas reglas y dan lo mejor de sí mismos para que el país sea cada vez más fecundo, al menos en teoría.

Pero cuando entre iguales alguno hace trampa, chantajea sin freno al gobierno, retoza con asesinos, vive para que el país salte por los aires, pretende enriquecer su huerto de manera injusta y realiza no sé cuántas fechorías más, debe ser ninguneado públicamente por sus adversarios, sin concesiones.

Esta mañana, en el exterior del Congreso de los Diputados, Federico Trillo reía las gracias de Carod Rovira con Alfonso Guerra como miembro de la terna. ¿Acaso señor Trillo, no es el político catalán motivo de tanto mal para España como nos cuentan desde el PP a diario?

¿De qué coño se ríe usted? ¿De los diez millones de españoles que le auparon al escaño y se preocupan por España? ¿Qué está haciendo Don Federico?

Se está burlando de España.

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