Es que ya está bien...

Vives en tu nación. Construyes espacios de libertad cada día más grandes. Logras implicar en tu proyecto al presidente del gobierno, los medios de comunicación que conocen el lugar no ponen peros a tu gestión y cuando todo marcha tal y como debe ser, cuando sólo hay una posible salida a la voluntad de una inmensa mayoría, llega un grupo que nada tiene que ver con la política y monta un chiringuito para reventar una realidad social que, como se puede constatar día a día, impera en tu tierra.

Montan discursos aquí y allá, denuncian continuamente y caminan en la misma senda que el único partido que hasta entonces se niega a aceptar lo que tu pueblo quiere. Surgen con el ánimo de acabar todo lo que tanto ha costado conseguir. Provocaciones, mentiras, fascismo de etiqueta, implicación de la prensa más reaccionaria...

Claro, llega un momento en el que no puedes más. No puedes más y explotas, porque no se puede permitir que tres y el del tambor insulten a todo un pueblo a diario.

Uno de ellos resulta herido porque para poder parar ese fascismo le has tenido que pegar con el casco de la moto, con lo caros que están estos artículos.

A nadie le gusta que la sangre llegue al río pero cuánto habrás tenido que aguantar para tener que ponerte así y tomarte la justicia por tu mano. ¿Hasta cuándo habremos de soportar a estos fascistas manipuladores y enemigos de su tierra?

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