Adoctrinamiento para la Ciudadanía

Ante tantas contradicciones, nos surge una pregunta bastante obvia: ¿Qué sentido tiene imponer una asignatura moral obligatoria, argumentando que «todos los españoles tienen que ser educados en los mismos valores democráticos», si luego se permite la publicación de manuales tan contradictorios? Alejandro Triana, secretario general de Educación del Gobierno de España, pasaba muchos apuros para responder a esa pregunta: «Cada uno ha adaptado la asignatura a su manera y es lógico que muestren divergencias en una sociedad plural como la nuestra. No tiene importancia. Lo relevante es que cada centro puede elegir el texto que más le guste».

No creo que sea muy osado concluir que, en este primer año, el objetivo prioritario del Gobierno ha sido el de impedir a toda costa un número elevado de objetores. De lo que se trataba ahora era de introducir la asignatura, sin sufrir un desgaste excesivo, máxime en el contexto de un año electoral. Luego, en años posteriores, ¡tiempo habrá de ir ajustando los contenidos!

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