La falsedad en torno al Euskera

El Viceconsejero de Política Lingüística Patxi Baztarrika ha leído una Declaración institucional conjunta con motivo del Día Internacional del Euskera, el día 3 de diciembre:

aquella ley, aprobada con el más amplio consenso jamás registrado en el ámbito de la normalización del euskera, refleja el firme compromiso de la sociedad vasca de aquella época -y de la actual- en pro de la convivencia. Un inmejorable regalo, sin duda alguna, para las generaciones de aquella época y las posteriores.

(...)

dos vectores principales: abrir nuevas posibilidades de uso del euskera y consolidar y adaptar a los nuevos tiempos las ya existentes; y, con escrupuloso respeto hacia la opción lingüística de cada ciudadano, fortalecer las actitudes y conductas tendentes a favorecer el uso del euskera en la actividad cotidiana.

A lo primero diré que de intuir la manera torticera que iban a hacer del Euskera, el consenso habría resultado infinitamente menor. Son muchísimos los que han sufrido la imposición del euskera en sus carnes.

Un consenso falso que se limita a decir que el euskera debe quedar fuera de la lucha partidista porque es patrimonio de todos. Y en base a ese planteamiento, todas las decisiones concretas que se adoptan deben ser de obligado cumplimiento, en general por parte de quienes no conocen el euskera: los vascoparlantes son poseedores de derechos, los no vascoparlantes son portadores de obligaciones. Ya es hora de poner de manifiesto la falsedad de ese consenso y de enunciar los verdaderos problemas.

Sin libertad se conseguirá que se aprenda el euskera, pero difícilmente se logrará que se use. Los virus no se adquieren voluntariamente. Cuando son inoculados, tendemos a desarrollar defensas contra ellos. Pero nadie quiere debatir ni el fondo de la cuestión ni los problemas reales. Seguimos empeñados en aparentar que el «casi consenso» de 1982 existe, cuando no es verdad.

A lo segundo le diré que se ría de su padre. En Euskadi no se respeta a los que tengan como opción lingüística el castellano, porque cada vez son mayores las trabas para escolarizar a los hijos en el modelo A, que por cierto se pretende eliminar. Este modelo educativo es en castellano con UNA HORA DIARIA en euskera.

Veinticinco años después, se descartan los modelos lingüísticos y se apuesta por que el euskera sea lengua principal en la educación, aduciendo el escaso rendimiento del modelo A, aunque, a la luz de los resultados, es proporcionalmente tan malo el del B y el del D. El simple hecho de que un porcentaje nada desdeñable de los que estudian en la variante que tiene como lengua vehicular exclusivamente el euskera no alcance el conocimiento requerido es argumento suficiente para replantearse su idoneidad. Y para cuestionar que una mayor exclusividad del euskera como lengua vehicular sea la mejor solución posible.

En rojo extractos de un artículo fabuloso de Joseba Arregi, antiguo consejero (del PNV) de cultura.

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