Cañonazos de un vaticanista
Sandro más Magister que nunca:
En los días de las festividades navideñas, Benedicto XVI se ha pronunciado muchas veces contra la guerra que tiene por epicentro la Franja de Gaza.
Pero sus palabras han caído en el vacío. Fracaso no nuevo para las autoridades de la Santa Sede, cada vez que afrontan la cuestión de Israel.
En más de tres años de pontificado, Benedicto XVI ha innovado en lo que se refiere a las relaciones entre las dos confesiones de fe: la cristiana y la judía. Ha innovado también, arriesgándose a caer en la incomprensión y en la contrariedad, tanto entre los católicos como entre los judíos.
Pero en el interín poco o nada parece haber cambiado en la política vaticana respecto a Israel.
La única variante, marginal, está en los acentos. Hasta un par de años atrás, con el cardenal Angelo Sodano como secretario de Estado y con Mario Agnes como director del "Osservatore Romano", las críticas a Israel eran incesantes, pesadas, con rasgos descarados. Hoy ya no es más así. Con el cardenal Tarcisio Bertone, la secretaría de Estado ha suavizado los tonos, y bajo la dirección de Giovanni Maria Vian "L'Osservatore Romano" ha dejado de lanzar invectivas y ha ampliado los espacios del debate religioso y cultural.
Pero se ha mantenido la misma política general. Por cierto, las autoridades de la Iglesia Católica no defienden la existencia de Israel – que sus enemigos quieren negar y es la verdadera y última puesta en juego del conflicto – con la misma explícita y fortísima determinación con la que alzan su voz en defensa de los principios “innegociables” respecto a la vida humana.
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En los días de las festividades navideñas, Benedicto XVI se ha pronunciado muchas veces contra la guerra que tiene por epicentro la Franja de Gaza.
Pero sus palabras han caído en el vacío. Fracaso no nuevo para las autoridades de la Santa Sede, cada vez que afrontan la cuestión de Israel.
En más de tres años de pontificado, Benedicto XVI ha innovado en lo que se refiere a las relaciones entre las dos confesiones de fe: la cristiana y la judía. Ha innovado también, arriesgándose a caer en la incomprensión y en la contrariedad, tanto entre los católicos como entre los judíos.
Pero en el interín poco o nada parece haber cambiado en la política vaticana respecto a Israel.
La única variante, marginal, está en los acentos. Hasta un par de años atrás, con el cardenal Angelo Sodano como secretario de Estado y con Mario Agnes como director del "Osservatore Romano", las críticas a Israel eran incesantes, pesadas, con rasgos descarados. Hoy ya no es más así. Con el cardenal Tarcisio Bertone, la secretaría de Estado ha suavizado los tonos, y bajo la dirección de Giovanni Maria Vian "L'Osservatore Romano" ha dejado de lanzar invectivas y ha ampliado los espacios del debate religioso y cultural.
Pero se ha mantenido la misma política general. Por cierto, las autoridades de la Iglesia Católica no defienden la existencia de Israel – que sus enemigos quieren negar y es la verdadera y última puesta en juego del conflicto – con la misma explícita y fortísima determinación con la que alzan su voz en defensa de los principios “innegociables” respecto a la vida humana.
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3 comentarios:
"Pero se ha mantenido la misma política general. Por cierto, las autoridades de la Iglesia Católica no defienden la existencia de Israel – que sus enemigos quieren negar y es la verdadera y última puesta en juego del conflicto – con la misma explícita y fortísima determinación con la que alzan su voz en defensa de los principios “innegociables” respecto a la vida humana."
Asi es -- la Iglesia Catolica, por lo general, es una institucion de izquierdas (Se oponen por ejemplo a la pena de muerte para asesinos criminales por eso del "respeto a la vida humana" cuando no defender la pena capital para asesinos es estar en contra del derecho a la vida inocente, pues, asi hacen con Israel tambien).
La Iglesia Catolica es una de las peores instituciones que existen -- casi a la par de la ONU.
Vera usted que muchos "catolicos" (de nombre), tambien se denominan "liberal" cuando es un antitesis de las doctrinas catolicas sobre "justicia social" "igualdad total" y otras chorradas propias de una institucion medieval y, desde hace un tiempo, socialista.
El "papa" benedicto habia criticado tambien el "egoismo capitalista" -- curioso, deberia dar ejemplo y donar un poco del oro que tiene en el Vaticano si es tan "solidario"
Alfredo como protestate noesperaba menos de tí.Pero sí al menos que profundices un poco más antes de decir cosas que no se ajusten a la verdad. La Iglesia deja clarísmo en su catecismo que la pena de muerte se puede imponer pero como último remedio.Con eso se evita la muerte de inocentes, algo nada raro en el sistema penal norteamericano (y no menciono el iraní oel chino por ser escandaloso) Mira el epigrafe 469 del compendio del catecismo o el 2267 del catecismo.
La Iglesia no es una institución medieval. La fundó Jesucristo. Y resecto a la posibilidad de ser liberal y católico nada lo impide. Aunque ciertamente la doctrina social de la Iglesia contenga muchos elementos socializantes.
Alfredo, me has decepcionado profundamente. Cuando te conocí en el Congreso de Economía Austríaca de Santiago parecías razonable, pero veo que solo era una pose.
¿Conoces la doctrina social y el catecismo? ¿Tienes nociones mínimas de teología? ¿criterio?
Estoy seguro de que no, aunque veo que tienes buen oido dado que no haces más que repetir las bobadas y tonterías de los progres, pero pasadas por la coctelera del resentimiento protestante. Por lo que voy viendo careces tanto de conocimientos como de un mínimo nivel intelectual como para tener opiniones propias y bien fundamentadas. Te limitas a agredir porque te parece o te conviene.
Lamento tener que hacer esto, pero no me has dejado otro remedio más que la confrontación al atacar mi fe de forma visceral y gratuita (otra cosa habría sido planteando argumentos).
Puede que ser protestante español te garantice una posición social que jamás podrías alcanzar por tus capacidades naturales, pero ten en cuenta que no das la talla necesaria para ser contertulio de taberna y que determinadas puertas alejadas de la influencia protestante nunca se te abrirán, como por ejemplo los oídos o las mentes de los demás. Es el precio de la insignificancia.
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