Con Obama, ¿vuelve el mecanicismo?

Ignacio Ruiz Quintano afirma que sí:

Nazis, ¿por qué? Ni exigían aborto ni exigían eutanasia ni exigían la eliminación de los símbolos cristianos, que fueron, junto con el pleno empleo de los campos de trabajo, las «conquistas» más sonadas del nacionalsocialismo. Esos manifestantes sólo pretendían hacerle ver a Obama que ellos no son... sus cajeros automáticos.


Víctimas, y no lo saben, de la paradoja de la tolerancia de Hume, los tolerantes devotos de Obama creen que oponerse a la política de Obama es de nazis. La política de Obama consiste en transformar al ciudadano corriente en cajero automático del político de turno: vas por la calle, te pilla Obama, te introduce por la oreja el pin «reforma sanitaria» y te retira el dinero que lleves en el bolsillo. Tú gritas, pero nadie te oye, porque los manolos del bombo del periodismo, que hoy son todo el periodismo, se encargan de tapar los gritos con sus ruidajeras. La última, por ejemplo, la ruidajera de Harvard, esa Universidad que doctoró «honoris causa» a Almodóvar, ex empleado de Telefónica y cineasta: de no sacar adelante la «reforma sanitaria», vienen a decir en Harvard, cuarenta y cinco mil americanos -desde luego, más de los que se despachaban en los anales de Leganés- morirán cada año. ¿Cómo no conmoverse ante tamaña matanza?



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