And the Oscar goes to...


El Cervantes, el Nobel, el Príncipe de Asturias, el Pulitzer, el Pritzker... todos estos premios se conceden cada año al mejor en su especialidad. Sin distinción de sexos, mujeres y hombres optan a cada galardón para ser los mejores.

En el mundo del cine, del teatro o de la música, los galardones se duplican. ¿Por qué? Entiendo que, en el caso del deporte, se diferencien las competiciones por la superioridad física del hombre, pero en la interpretación no tiene sentido. En un mundo en el que pretendemos que la distinción entre sexos se reduzca en la medida de lo razonable, lo de mejor actor o mejor actriz ha quedado trasnochado. Además, si no se segmenta en el caso del premio al mejor director o productor, ¿qué sentido tiene insistir en el de la interpretación?

Toca cambiar. Seguro que la posibilidad de que, por poner un ejemplo, Uma Thurman se pudiera imponer a Clint Eastwood añadiría mayor atracción a la ceremonia.

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