Óptica Libre

En el País Vasco y Cataluña gusta el fútbol desde siempre. Los dos primeros campeones de la Liga española fueron el Barça y el Athletic Club. Los clubes con más trofeos de la Copa de España, en sus versiones real o del generalísimo, son también los anteriormente citados y el último campeón de Liga y de Champions League es el club blaugrana. Desde que el balompié era el football hasta el actual fútbol, catalanes y vascos han disfrutado de este deporte, pudiendo en los últimos años hacerlo de manera cada vez más cómoda desde el sofá de casa o desde la barra de un bar. La televisión y su cada vez más variada oferta permite que los peninsulares podamos casi siempre ver los encuentros de nuestros equipos en directo. Un lujo para el aficionado impensable hace una década.

Hace dos semanas, y en días consecutivos, se disputaron dos encuentros. En el primero, de carácter internacional, España visitaba Suecia. Perdió por 2-0. Al día siguiente, en partido de índole nacional, la selección supraautonómica de Euskadi (convoca a jugadores vascos y navarros) empataba a 2 con la autonómica escuadra catalana en su visita al Camp Nou. La orgía político-nacionalista fue de órdago, el partido, lo de menos. Ibarretxe, Maragall y compañía, mucha compañía de corbata, exigieron oficialidad para las selecciones "vasca" y catalana. Así lo quiere el pueblo, decían.

Pero nos llegan los datos y resulta que los pueblos catalán y vasco, a pesar del esfuerzo institucional por destacar lo del Camp Nou, elige lo que ve, de momento al menos, libremente. Y los tercos datos hablan por sí mismos.

¡Españolazos!