Una "Justicia" que no precisa de cárceles
Publicado por
rojobilbao
on sábado, 15 de septiembre de 2007
Etiquetas: Islam
El líder de Al Qaeda en Irak, Abu Omar al Bagdadi, ha ofrecido hoy dinero a cambio del asesinato del artista sueco Lars Vilks, autor de una serie de caricaturas del profeta Mahoma publicadas en un diario local sueco el pasado agosto. "Pedimos el asesinato del caricaturista Lars Vilks que se atrevió a insultar a nuestro profeta, que descanse en paz, y anunciamos una recompensa, en este mes generoso del Ramadán, de 100.000 dólares (equivalentes a 72.000 euros) a aquel que asesine a este criminal", según la transcripción de una grabación de audio del líder de la red terrorista.
Pero, ¿qué sabemos de esta historia?
Para comprender los antecedentes del caso es necesario remontarse al otoño de 2006, cuando comenzaron a popularizarse en Suecia los denominados en sueco ‘rondellhunds’ o ‘perros de rotonda’. Se trata de instalaciones callejeras en las que vecinos y artistas colocan en glorietas e isletas de cruces perros artesanales de apariencia extremadamente simple e ingenua, y, en ocasiones, abiertamente humorística. El fenómeno comenzó a extenderse por toda Suecia con cierta rapidez y a popularizarse entre su población, en medio de una amplia cobertura local por parte de los medios de comunicación. A mediados del pasado mes de julio se organiza una exposición en la localidad de Tällberg, en las afueras de Karlstad, al sur de Estocolmo, dedicada a glosar el tema “El perro en el arte”. El artista sueco Lars Vilks concurre a la muestra con un dibujo en el que describe a un perro situado en una rotonda en imitación de los 'rondellhunds'. El animal tiene una barbada cabeza humana tocada con un turbante, en implícita caracterización de Mahoma, confirmada desde su propio blog por el artista, donde puede verse una reproducción del polémico dibujo.
Voluntariamente provocador tras el precedente de las viñetas danesas, el nuevo dibujo no sólo hurga en la supuesta prohibición del islam de representar a su profeta -ampliamente incumplida históricamente por el propio arte islámico- sino mezcla a Mahoma con el más inmundo e impuro de los animales para la tradición musulmana: el perro.
En este contexto, la galería de arte de Tällberg, con el apoyo de las autoridades locales, retira de forma fulminante la ilustración tras recibir protestas y sugerencias de “particulares”. El NWT, periódico regional de Värmland, donde se encuentra Tällberg, informa sobre el suceso y entrevista a la directora de la galería, quien reconoce no haber “comprendido al principio lo serio del asunto”. “Ahora ya sabemos que es un extremado insulto describir al profeta Mahoma como un perro”, aseguraba una compungida Märta Wennerström para justificar la retirada sumaria del dibujo. Otras galerías rechazan exponer la ilustración de Mahoma, acompañado ya de varias provocadoras ‘secuelas’, incluyendo la que describe al animal-profeta atado a un poste en el que se ha clavado una cabeza humana. Sin embargo, el “asunto” no había hecho más que comenzar en su imparable -y, al parecer, inexorable- ya clásico camino desde el ámbito local, al nacional, para terminar en una internacionalización que no ha hecho sino comenzar. En la misma información, Lars Vilks exclama, en torno sardónico: “¡Bien por la libertad de expresión!”. En su confeso ánimo de criticar a las religiones, el propio Vilks ya había dibujado con anterioridad una cerda y bajo ella un pie en el que se leía: “La moderna cerda judía, tragada por el capitalismo, en su camino a separar algunos pueblos pacíficos”, en lo que parecía una evidente alusión al muro israelí de separación de aldeas y localidades palestinas. La “moderna cerda judía” de Vilks mostraba también una cabeza humana, tocada con los inequívocos rizos portados por los judíos ultraortodoxos, y dotada de una enorme nariz ganchuda. En esta ocasión, el dibujo pasó sin pena ni gloria, sin que se produjera ningún tipo de reacción.
Vamos, que el dibujante es un majadero pero también un valiente, ya que a diferencia de tantos otros se mete contra todo lo que se mueve.
Voluntariamente provocador tras el precedente de las viñetas danesas, el nuevo dibujo no sólo hurga en la supuesta prohibición del islam de representar a su profeta -ampliamente incumplida históricamente por el propio arte islámico- sino mezcla a Mahoma con el más inmundo e impuro de los animales para la tradición musulmana: el perro.
En este contexto, la galería de arte de Tällberg, con el apoyo de las autoridades locales, retira de forma fulminante la ilustración tras recibir protestas y sugerencias de “particulares”. El NWT, periódico regional de Värmland, donde se encuentra Tällberg, informa sobre el suceso y entrevista a la directora de la galería, quien reconoce no haber “comprendido al principio lo serio del asunto”. “Ahora ya sabemos que es un extremado insulto describir al profeta Mahoma como un perro”, aseguraba una compungida Märta Wennerström para justificar la retirada sumaria del dibujo. Otras galerías rechazan exponer la ilustración de Mahoma, acompañado ya de varias provocadoras ‘secuelas’, incluyendo la que describe al animal-profeta atado a un poste en el que se ha clavado una cabeza humana. Sin embargo, el “asunto” no había hecho más que comenzar en su imparable -y, al parecer, inexorable- ya clásico camino desde el ámbito local, al nacional, para terminar en una internacionalización que no ha hecho sino comenzar. En la misma información, Lars Vilks exclama, en torno sardónico: “¡Bien por la libertad de expresión!”. En su confeso ánimo de criticar a las religiones, el propio Vilks ya había dibujado con anterioridad una cerda y bajo ella un pie en el que se leía: “La moderna cerda judía, tragada por el capitalismo, en su camino a separar algunos pueblos pacíficos”, en lo que parecía una evidente alusión al muro israelí de separación de aldeas y localidades palestinas. La “moderna cerda judía” de Vilks mostraba también una cabeza humana, tocada con los inequívocos rizos portados por los judíos ultraortodoxos, y dotada de una enorme nariz ganchuda. En esta ocasión, el dibujo pasó sin pena ni gloria, sin que se produjera ningún tipo de reacción.
Vamos, que el dibujante es un majadero pero también un valiente, ya que a diferencia de tantos otros se mete contra todo lo que se mueve.
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