Inventando siempre quién te oprime

Cuando se vive instalado en la postura de una especie de lucha de clases deslavazada se dan casos como estos:para el astuto Reig viajar en low cost,vestir bien y barato (muchas gracias ZARA) no es sino una sutil forma de opresión. Los teólogos más retroprogres ya están como locos comprando el producto.


Recuerdo haber leído en Gibbon que se discutió en el Senado romano la posibilidad de uniformar a los esclavos. Al final, decidieron que era demasiado peligroso porque si llevaban uniforme, ellos mismos se darían cuenta de cuántos eran: acabarían rebelándose. En mi opinión, eso es el low cost: no somos unos desgraciados, tenemos nuestro móvil, nuestra pantalla de plasma, muebles de Ikea y ropa de Zara. Los bancos, esos filántropos, nos ayudan a comprar una casa, un coche o un ordenador. ¿Qué más queremos? ¿De qué nos quejamos? No somos esclavos: podemos ir vestidos como los ciudadanos libres.

1 comentarios:

Carlos López Díaz dijo...

En su artículo Reig habla de "obsolescencia programada", expresión que procede, según creo, de Marcuse y que significaba que la menor duración de los productos tecnológicos (automóviles, electrodomésticos, etc) no es debida a los progresos en la reducción de costes, uso de materiales más baratos, etc, sino a que los malvados fabricantes deliberadamente los producen menos durables, para que nos veamos obligados a adquirir otros nuevos con mayor frecuencia.

Ciertamente, productos cuya adquisición suponía antaño un sacrificio para la mayoría de los ciudadanos, ahora cuando se estropean, son tan asequibles que la mayoría de las veces preferimos sustituirlas por una nueva a repararla.

Claro, esto para nuestros elitistas izquierdistas es intolerable. Desde luego, ellos no se privan de ordenadores, automóviles, frigoríficos, ni ninguna de las comodidades materiales que tanto deploran sean asequibles a todo el mundo. Pero ellos no son esclavos del consumo, están por encima de estas vulgaridades materiales... Daría risa si no fuera porque estos intelectualoides endiosados sirven justificaciones en bandeja a los aprendices de tiranos.