Un historiador imparcial

Da gusto leer a un historiador cuando habla de la guerra civil desde la máxima objetividad posible. Hoy trataremos sobre la memoria histórica y el suceso de Casas Viejas.

Comienza la función:

Las nuevas generaciones de la democracia no vivieron el 'pacto del olvido' posterior a la muerte de Franco y tienen derecho a poder rendir homenaje a sus antepasados asesinados o condenados injustamente, pero a la par no deben olvidar la historia real de los múltiples acontecimientos que ilustran la historia de España y la de la propia Segunda República.
Como no vivieron el pacto del olvido al que llegaron los afectados, tienen derecho a reclamar justicia por sucesos que ni les ocurrieron ni vivieron. ALUCINANTE.

Las míseras condiciones de vida que padecían los campesinos españoles y la inmoral riqueza de los terratenientes, la gran difusión del ideario anarquista que existía entre ellos ya que les ofrecía la esperanza de que su situación pudiera cambiar y, finalmente, las anteriormente citadas causas estructurales sólo necesitaban de detonantes para estallar.

Inmoral riqueza, es una generalización grosera, una clara justificación (que no explicación) de posteriores sucesos.

Los alzamientos anarquistas que se iniciaron el 8 de enero de 1933 en Barcelona, Madrid y Valencia, rápidamente sofocados, tuvieron su inesperada continuación, tres días después, en el pequeño pueblo andaluz de Casas Viejas, donde sus habitantes decidieron que había llegado el momento de terminar con tanta injusticia y explotación como sufrían, proclamaron el comunismo libertario y, durante unas horas, lograron controlar el pueblo hasta que las fuerzas de orden público volvieron a restablecer el control del Estado en la localidad tras una dura e injustificada represión. El Gobierno republicano quiso ocultar lo ocurrido (...) La sociedad española se conmocionó, se produjeron reacciones de todo tipo, los asesinatos fueron utilizados políticamente por la oposición de derechas para llegar al poder y supusieron un antes y un después en la Segunda República.

Vamos, que el Gobierno pretende ocultar una matanza de su propia policía y es la derechona quien pretende utilizar políticamente el hecho para llegar al poder.1º Da asco esa especie de doble culpabilidad que se destila; no sólo la izquierda se portó mal. 2º Da aún más asco pretender que la oposición no haga bandera del mayor atropello que puede existir, que la policía de un Estado se dedique a asesinar ("la Guardia de Asalto incendió la chabola de una familia de insurrectos, que murieron abrasados en su mayoría, y efectuó una razzia indiscriminada en el pueblo, asesinando a catorce campesinos" Pío Moa dixit.) ¿Sólo se puede hacer oposición sobre el precio de las naranjas? 3º Se nota cómo le baila el agua al Gobierno del Psoe al utilizar la fraseología zapateril del uso político del terrorismo. En política se deben atacar las malas gestiones sean en el ámbito que sean. Lo demás es ayudar a perpetuar los errores.

El historiador se llama Daniel Reboredo. Un autor a evitar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo es que estoy hasta el nabo de la Guerra Civil Española. Además, como si fuera la única, cuando hay al menos cuatro más: tres carlistas en el XIX y la de Sucesión en el XVIII.

Anónimo dijo...

Un dato (sin importancia): la represión de Casas Viejas la llevó a cabo un Gobierno de izquierdas, sustentado por partidos como el PSOE. Son cosas que, a veces, se olvidan estos historiadores "imparciales".