Capital moral

Muy interesante.

En pocas palabras, estamos aprendiendo a golpes que las virtudes como prudencia, moderación, frugalidad, honradez, humildad y ser respetuoso con las promesas –por no mencionar el deseo de no hacer a otros lo que uno no quiere que le hagan a uno mismo– no son accesorios opcionales en las sociedades que valoran la libertad económica. Para que los mercados funcionen y se mantengan las apropiadas limitaciones al poder del Gobierno, se necesita una reserva de capital moral.

4 comentarios:

cilantro dijo...

Saludos

Así pues, aceptas la explicación socialista de que la crisis está provocada por la codiiiiicia enorme de los banqueros, con su aaaaaaaansia de ganar dinero, en lugar de donarlo a obras de caridad o de solidaridad (versión laica).

Pues nada, todos a ser buenecitos y obedientes con las personas superiores en edad, dignidad y gobierno. No faltaba más

rojobilbao dijo...

No, acepto la teoría de que la búsqueda de un dinero "fácil" pensando que detrás de mí, el diluvio, nos ha llevado a esta situación.

Comprensión lectora, por favor.

Jack Hammer dijo...

Yo creo que esto no lo podía parar ya nadie, había que esperar a que estallase, porque el valiente que se atreviera a meter mano a la burbuja financiera hubiera adelantado el estropicio, y se le hubieran echado encima como lobos hambrientos, claro.

Como suele decirse "Quién es el valiente que le pone el cascabel al gato"

Anónimo dijo...

La explicación marxista sigue siendo la válida (acaso sea, sin más, la única explicación propiamente dicha), y las estructuras determinan las superestructuras. No se trata de que la gente sea buena o mala, sino de que la manera en la que se articula un sistema económico nos hace conducirnos de una manera u otra con respecto a la realidad, fomentando unos valores en detrimento de otros.

El capitalismo estructura el mundo con categorías totalmente distintas al socialismo. Mientras aquel se ufana en satisfacer los instintos (poseer las cosas, alcanzar el conocimiento, establecer la verdad, salvaguardar la libertad, etc.), éste busca transfigurar la realidad (humanizar la posesión, democratizar el saber, universalizar la certeza, igualar nuestro derecho a la autodeterminación, etc.)

El capitalismo proviene de la derecha hegeliana. Asume la realidad tal y como es, y trata de beneficiarse del estado de las cosas. El socialismo, en cambio, entiende que la labor del ser humano es racionalizar la realidad, es decir, convertirla en morada de seres racionales (lo cual requiere transfigurarnos a nosotros mismos en ese tipo de seres).