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plutocracia española

Nauseabundo, pero previsible.

El Consejo de Ministros ha aprobado indultar al vicepresidente y consejero delegado del Banco Santander, Alfredo Sáenz, en su primera reunión tras las elecciones del 20-N.

Banesto, presidido por Sáenz tras su intervención por el Banco de España, presentó en 1994 una querella criminal por estafa y alzamiento de bienes contra los empresarios Pedro Olabarría, Luis y José Ignacio Romero y Modesto González Mestre, a los que reclamaba una deuda de 600 millones de pesetas por las empresas del grupo Harry Walker a las que representaban.

El juez Luis Pascual Estevill dictó prisión preventiva para los denunciados. Esta decisión fue considerada injusta por el Supremo y el juez fue condenado por prevaricación y detención ilegal en 1996. La Audiencia Provincial de Barcelona condenó a Sáenz en diciembre de 2009 a seis meses de prisión por los delitos continuado de acusación y denuncia falsa. En marzo de 2011, el Tribunal Supremo rebajó la pena: condenó a Sáenz a tres meses de prisión y de inhabilitación para ejercer funciones en banca por el delito de acusación falsa.

En este Octubre pasado, la Sala Penal del Supremo informó desfavorablemente la petición de indulto formulada por el consejero delegado del Santander, porque "no se aprecia la concurrencia de razones de justicia o equidad para la concesión del indulto".

Hoy,   el Consejo de Ministros ha aprobado indultar al vicepresidente y consejero delegado del Banco Santander, Alfredo Sáenz, en su primera reunión tras las elecciones del 20-N.


Insolvencias, bancos malos y la pretensión de ganar siempre.

1º El presidente de la Asociación Hipotecaria Española (AHE), Santos González, afirmó ayer que buena parte de la deuda que tienen contraída las inmobiliarias con los bancos (unos 325.000 millones de euros) no podrá cobrarse nunca, por lo que urgió a sacar del balance de las entidades esos activos con el fin de evitar un deterioro mayor en la solvencia y el rating del sector financiero y del conjunto de la economía. Entre las posibles soluciones que baraja Santos González se encuentra la creación de un banco ¿Qué parte de los 325.000 millones será difícilmente recuperable para la banca? Según los cálculos del sector, la mitad son créditos concedidos para la compra de suelo, de los que el 70% corresponde a terrenos que no se desarrollarán en muchos años (unos 120.000 millones).malo con los activos incobrables o que se gestionen a través de un fondo de inversión específico. 

2º ¿Qué es un "banco malo"? Un “banco malo” (o banco “agregador”) es aquel que se crearía para  comprar buena parte de las estructuras de activos de baja calidad, lo que liberaría recursos y facilitaría el retorno a cierta normalidad en la labor de intermediación financiera. El gran inconveniente de poner en marcha un banco malo, no sólo es la dotación inicial de capital, sino sobre todo, la selección de activos (problema de información asimétrica) y el precio de compra de los mismos. Si se paga el precio de mercado actual, buena parte de las titulizaciones hipotecarias o de consumo tendrían un valor muy bajo, los bancos tendrían que reconocer unas pérdidas muy elevadas, con el consiguiente consumo de capital y, muchas entidades no serían viables. Por tanto, para que la operación sirva de verdad para los bancos, se tendría que pagar un precio por encima del valor de mercado, con el consiguiente beneficio para los accionistas y perjuicio para el resto de ciudadanos que pagan sus impuestos. Alguien podría argumentar que si el mercado de la vivienda y, por tanto, el hipotecario mejora, a posteriori el valor de los activos sería muy superior. Claro que esto mismo se viene anticipando con poco éxito desde hace muchos meses.

3º Rallo replica a Santos González: González no parece, sin embargo, demasiado preocupado por el asunto: "Hay que ver qué se hace con el stock, aunque no es lo fundamental que hay que poner encima de la mesa, sino qué hacer con el sector". Bien señor mío, si lo esencial para un sector que se dedica a vender viviendas no es que tenga todavía más de un millón de viviendas sin vender, alrededor del 5% de todo el parque español, entonces, ¿qué es lo esencial?

A ver si nos aclaramos: la construcción en España no levantará cabeza mientras no se ajusten los excesos del pasado en dos sentidos, precios y cantidades. Si los inmuebles siguen sobrevalorados alrededor de un 30%, debería resultar evidente que, ante las expectativas de que los precios sigan cayendo, nadie querrá comprar pisos artificialmente caros. Del mismo modo, si hay millón y medio de inmuebles pendientes de venta –y lo seguirá habiendo mientras no bajen los precios– difícilmente ningún constructor será tan suicida como para colocar un ladrillo más en este océano de cemento. El sector seguirá muerto mientras el stock tapone sus vías respiratorias: bajar precios (de verdad) y dar salida a los inventarios es la única medida razonable que promotores y bancos pueden adoptar.

A dónde marcha la liquidez

La banca española es una máquina de devolver dinero al Banco Central Europeo (BCE). En agosto, reembolsó cada día 12.345 millones de euros que no utiliza. Lo más curioso, como señala un alto responsable del Banco de España, es que lo hace aún a costa de perder dinero. Los fondos que capta del eurosistema (que reúne a los bancos centrales de la zona euro) cuestan a las entidades financieras el 1% (tipo de interés oficial), mientras que cuando devuelve el dinero sobrante a los banqueros de Francfort reciben un 0,25% (facilidad marginal de depósito).

Es decir, que prefiere perder dinero (75 puntos básicos por cada operación) a prestarlo a los sectores económicos que más lo necesitan, fundamentalmente familias y empresas, ya que los préstamos concedidos a las administraciones públicas crecen de forma extraordinariamente elevada. En concreto, un 35% en julio (último mes publicado).

Lo demuestran las estadísticas oficiales. El mes de agosto, en concreto, los préstamos netos a bancos y cajas de ahorros ascendieron a 74.820 millones de euros, lo que supone el 13,1% de todo lo que concedió el eurosistema (casi 600.000 millones de euros). La cifra es relevante no sólo por su cuantía, sino por su evolución, toda vez que sigue creciendo sin parar. Hasta el punto de que si antes de la crisis crediticia la banca española acudía al BCE muy por debajo de su peso en el eurosistema (ya que podía financiarse con sus propias emisiones), hoy lo hace un punto por encima. O dicho en otros términos. Si hace un año las entidades financieras pedían cada día al Banco Central Europeo 48.741 millones de euros, hoy esa cantidad asciende a 74.820 millones.

Pues bien, de esta cantidad la sexta parte -12.345 millones- se devuelven cada día debido a que bancos y cajas de de ahorros no se fían de que sus clientes puedan devolverles las cantidades prestadas. Se ha pasado, por lo tanto, de un problema de liquidez a otro de solvencia. La banca, de no tener apenas aversión al riesgo, está dispuesta a devolver ahora fondos al BCE aunque sea perdiendo dinero. Y piden más del dinero del que en realidad necesita por miedo a quedarse corta para cubrir sus necesidades de tesorería y solvencia.

Para observar de qué forma se ha cerrado el grifo del crédito sólo hay que tener en cuenta que los préstamos a los hogares están ahora estancados, cuando hace un año crecían a un ritmo del 7%. Pero es que hace dos años el aumento era del 15%, y del 20% hace un trienio. El crédit crunch, por lo tanto, lejos haberse resuelto se ha intensificado, pero no sólo para los hogares, también para las empresas.

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