Galicia como Ronaldo

Cuando el futbolista hispano brasileño Ronaldo Nazario da Lima conoció a Daniella Cicarelli creyó verlo todo claro. Me casaré con ella, debió pensar el ariete. Y así comenzó a diseñar los fastos que acompañarían al evento. No faltaría nada. Entre los invitados habría deportistas, modelos, cantantes, actores, empresarios. El menú sería cuidadosamente elegido por los novios convenientemente asesorados por un chef de alto copete. El escenario, un château francés y la fecha, el día de San Valentín. Rien ne va plus!
Millonario y mediático, el brasileño debió pensar que todo saldría a pedir de boca por el simple hecho de ser el nueve de la seleçao. Y como la realidad es testaruda y no distingue príncipes de menesterosos, el casamiento no tuvo lugar. La Ley pudo con la estrella del balón y Ronaldo agachó la cabeza y organizó la fiesta tal y como había previsto pero sin boda. En su lugar, los novios pergeñaron una pamema presidida por un oficiante y se declararon su amor en una ceremonia sin validez legal. La Ley, que afortunadamente regula los actos de todos los ciudadanos, sirvió para impedir que un hombre y una mujer casados en matrimonio previamente con sus respectivas parejas incurrieran en fraude de ley. La Justicia no había concedido el divorcio a ninguno de ellos todavía y el futbolista y la modelo no eran quienes para saltarse a la torera la legislación. Por mucho que la voluntad de ambos fuera coincidente.
En Galicia, aprovechando la espita abierta con el proyecto de Estatuto de Cataluña, nos presentan ahora el boceto que está trazando el BNG para hacer de su capa un sayo. Y entre otras lindezas pretenden dar validez a la anexión a la Comunidad de Galicia a "aquellos municipios limítrofes que de forma voluntaria así lo deseen".
Las entidades públicas, al igual que los ciudadanos, están sujetas a la Ley y en ningún caso pueden las mismas modificar sus estatus sin respetar los derechos de los sujetos afectados. Castilla y León o Asturias, como comunidades colindantes, no podrán verse perjudicadas por un acuerdo entre Galicia y Vega de Valcarce o Taramundi, por poner dos ejemplos.
Lo más grave de esta historia no es que el BNG trate de imponerse, sino que desde el gobierno de Zapatero no salgan en defensa de la legalidad y la cordura por no poner en peligro la coalición de gobierno en la Xunta.
Confiemos en que como en el caso de Ronaldo la tropelía no se lleve a cabo. Eso sí, no seré yo quien me oponga a que Santiago y Castropol, por poner otro caso, celebren una fiesta con los mejores gaiteiros y a la que acudan deportistas, modelos, cantantes, actores y empresarios. Y que disfruten del baile... pero tengamos la fiesta en paz.

2 comentarios:

rojobilbao dijo...

La Ley, que afortunadamente regula los actos de todos los ciudadanos(...)


Yo no afirmaría tanto. Que el estado deba regular contratos privados (como el matrimonio) es algo muy discutido en el liberalismo. El ansia regulador del estado se convierte en uno de los mayores problemas del ciudadano. En el estado moderno no te puedes ni morir sin que aquel meta la mano. Lo que si es una maravilla es que al menos en lo de la boda Ronaldo por muy famoso que fuera no pudiera imcumplir la ley. Bastante nepotismo se da con la regularización ultrarrápida de papeles a deportistas extranjeros.

Luis de Amézaga dijo...

La expresión no es afortunada. Me quería referir a que afortunadamente la ley nos obliga a cumplir a todos por igual. Comparto la visión acerca del exceso regulatorio del Estado en bastantes ocasiones.