Porque cambiar de sexo es una ficción

Podemos hacer como que realmente tienes otro sexo, si ese es tu deseo, págate el cambio de sexo y se más feliz (o sólo así consigues ser feliz) a mí lo mismo me da. Pero luego no te extrañes si la naturaleza y el orden lógico de las cosas demuestren que el problema (de existir) no reside en tus organos sexuales, sino en tu cabeza.

Thomas Beatie, de Oregón (EEUU), es un transexual en su quinto mes de embarazo. Para cambiar de sexo, algo que hizo hace unos años, Beatie, que nació mujer, se sometió a una operación en la que le quitaron el pecho e inició una terapia hormonal. Sin embargo, mantuvo sus órganos reproductores femeninos.Dejé de ponerme las inyecciones de testosterona. Había estado ocho años sin tener la menstruación, así que no fue una decisión fácil de tomar", comenta Beatie en el artículo. "Mi cuerpo se reguló por sí mismo después de cuatro meses y no tuve que tomar estrógenos o progesterona o cualquier otro fármaco que favoreciera la fertilidad para ayudar la concepción".

Lo dicho, por mucho que le cuentes a tu cuerpo por medio de hormonas que eres un varón, en cuanto dejas de hacerlo te dice la verdad.

La noticia aquí. No me extrañaría que fuese un montaje (eso sí, verosímil)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

El flipe absoluto es el titular de El Mundo. Qué nivel, ya parece El Caso...

desahogandome dijo...

Creo que no es una cuestión de cuerpos, sino de mentes.

Está claro que el cuerpo, el físico, es con el que se nace y que salvo que lo operes no va a cambiar. Ahora bien, la mente tampoco y nacer hombre en un cuerpo de mujer (o viceversa) tiene que ser un auténtico drama para quienes lo sufren.

Por cierto me apunto a la crítica a la forma en que lo coloca en portada El Mundo.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Hay que ser ignorante para tratar la disforia de género como si se tratase de una manía o una obsesión tratable conductualmente. Es precisamente la naturaleza -a la que usted enaltece- la que genera en los transexuales el trastorno que les impide conciliar el sexo mental con el físico ya desde la etapa correspondiente de su desarrollo psicoevolutivo.

Por suerte los seres humanos tenemos la opción de corregir en la medida de los posible, mediante nuestra inteligencia, los fallos de esa ciega naturaleza a la que la derecha hegeliana tanto adora.

Anónimo dijo...

Vaya una manera que tiene el articulista de pegarse un tiro en el pie y demostrar que no tiene ni idea de lo que es el sexo ni la transexualidad.

Antonio Jesús dijo...

"Nacer hombre en un cuerpo de mujer". Vaya tontería. Uno es lo que es, no lo que le gustaría ser. El relativismo está llegando al absurdo

rojobilbao dijo...

Mikimoss dice:
Es precisamente la naturaleza -a la que usted enaltece- la que genera en los transexuales el trastorno que les impide conciliar el sexo mental con el físico ya desde la etapa correspondiente de su desarrollo psicoevolutivo.


A loq ue le contesto, si realmente fuese un hombre encerrado en el cuerpo de una mujer, no habría escuchado al llamada de la "maternidad".

Anónimo dijo...

"si realmente fuese un hombre encerrado en el cuerpo de una mujer, no habría escuchado al llamada de la "maternidad"."

¿Cómo que no? ¿Entonces los hombres no podemos desear tener hijos o qué? El razonamiento es absurdo. Lo que ocurre es que este hombre, además, ha tenido la posibilidad de engendrar a su hijo en sí mismo.

Usted llega a esos razonamientos inválidos porque parte de una antropología que no es antropología, sino primatología. Para usted los comportamientos humanos están determinados absolutamente por los estímulos del entorno y los instintos biológicos, con lo que no puede contemplar la posibilidad de que exista un sexo psíquico y otro fisiológico, y, por tanto, que un trastorno durante el desarrollo embrionario o en las etapas psicoevolutivas pueda disociarlos.

rojobilbao dijo...

con lo que no puede contemplar la posibilidad de que exista un sexo psíquico y otro fisiológico, y, por tanto, que un trastorno durante el desarrollo embrionario o en las etapas psicoevolutivas pueda disociarlos.


Efectivamente no admito tal trastorno inventado. Y este individuo que es un hombre ha sentido la llamada de la maternidad, no la de ser padre, porque bien pudo ser su mujer quien egendrase.