Frente al laicismo absurdo y desmedido
Saguenay es una población quebequesa de reciente creación. Es la unión de otras poblaciones. Tiene un tamaño considerable (más de 140.000 hab.) y se estima que el 90% de la población es católica. En la región es costumbre centenaria comenzar las sesiones municipales con una oración que dirige el alcalde.
Recientemente, ante la queja de un grupo laicista, el Tribunal de Derechos de la Persona, ha decidido condenar al alcalde Jean Tremblay a una multa de 22.000 euros. Y, por supuesto, a dejar de rezar y de santiguarse. Y a quitar la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y el crucifijo que presidían las sesiones municipales.
La sentencia se dictó el 11 de febrero y un mes después el Ayuntamiento ha presentado el correspondiente recurso ante el Tribunal Supremo, que se verá en primera instancia el próximo día 25. La gente ha respondido en masa al llamamiento de su alcalde para que la multa se abonase mediante aportaciones voluntarias, y no con cargo a las arcas locales. En un par de semanas reunió el triple de la cantidad necesaria.
Los grupos anticristianos (son algo más que laicistas) ya han aprovechado esta primera sentencia para pedir que se quite también el crucifijo que preside el Parlamento de Québec, algo a lo que por ahora se niega el primer ministro Jean Charest, por medio de su portavoz, Hugo d´Amours: «La Iglesia ha jugado un papel importante en la historia de Québec y el crucifijo es un símbolo de ello». En 2008 la cámara aprobó por unanimidad dejar el crucifijo en su sitio.
En breve veremos en qué termina el desagradable asunto. Por presión de los grupos laicistas, en muchos Ayuntamientos de esa provincia de Canadá la oración inicial fue sustituida por un minuto de recogimiento. En esta población no parecen estar por la labor. Me alegro.
Grupo de Facebook que apoya al alcalde.
Link para hacer donación a la causa municipal.
6 comentarios:
¿Quiénes son esos concejales que se niegan a rezar ante el crucifijo? Seguro que separatistas.
El problema octopus no es que unos concejales no quieran rezar (pues la demanda no la pone concejal alguno) es que les revienta que otros (por deseo de la mayoría amplísima) sí lo hagan.
Entiendo una queja si un católico pretende imponer un rezo público en el ayuntamiento de la capital de Arabia, pero si todo el cochino pueblo es católico, y la tradición es dicho rezo, el que se siente molestado es 1º idiota (pues un rezo nunca hizo mal) 2º un tocapelotas (pues lo hace para fastidiar) y 3º un ventajista (pues protestan los occidentales frente al cristianismo, pero no claman por lo mismo en Arabia o Irán)
El Tribunal de Derechos de la Persona toma en consideración la demanda de una persona, sería suficiente. Hablamos de un país cristiano en una amplia mayoría. Es un Tribunal ignorante cuando no algo peor.
¿Qué habría pasado si en los EE.UU. hubieran presentado una demanda similar? Los norteamericanos creen en Dios y en el dolar. En el himno nacional se canta "In God we trust" -Confiamos en Dios- frase que viene grabada en su moneda, el dolar.
Si malos y tontos son los demandantes peores los componentes del Tribunal.
Es lógico que les reviente que otros se pongan a rezar en el pleno. Es como si un alcalde socialista de una localidad de amplísima mayoría socialista, decidiera comenzar las sesiones municipales con el canto de La Internacional. Absolutamente improcedente.
Octopusmagnificens: no entiendo su lógica; los demandantes como recién llegados que son, incluso el alcalde, deben acatar esas normas del lugar que vienen de antiguo.
El canto a La Internacional nada tiene que ver con las creencias trascendentes. Esta entrada suya no me encaja con su primera.
Me identifico con lo expresado por M.L. Ortega "In God we trust"
octopus, si en un sitio desde hace décadas iniciasen con unas frases no ofensivas u hirientes las sesiones, las quejas sobrarían. La pega es que la internacional no cumple esos mínimos requisitos.
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